Carlos y la pregunta que no pudo responder
- Sefy Ltda

- 13 ago
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Carlos lleva más de veinte años construyendo y consolidando su Estación De Servicio. No empezó con un plan ambicioso, sino con trabajo constante, decisiones pensadas y un socio clave: Julián, con quien fundó y levantó la Estación desde cero. Juntos firmaron contratos, contrataron personal, enfrentaron pandemias y lograron consolidar un negocio estable y respetado. Por eso, cuando su asesor financiero le preguntó:
—Carlos, ¿usted ya tiene protegida la continuidad de su empresa?
Carlos respondió sin dudar:
—Claro. Tenemos seguros de todo: sede, maquinaria, vehículos, pólizas de cumplimiento…
Pero el asesor insistió:
—¿Y si algo le pasa a Julián? ¿Qué pasa con la empresa?

Carlos se quedó en silencio. Nunca lo había pensado así. Julián no era un activo, no era un bien físico… pero era irremplazable. En caso de una enfermedad grave o algo peor, no solo perdería a su socio, sino que perdería parte del corazón de su empresa. Y, quizás, la estabilidad que tanto habían construido.
Días después, Julián tuvo que ser hospitalizado por una apendicitis que se complicó. Estuvo más de dos semanas fuera. Y aunque Carlos y su equipo lograron mantener todo a flote, sintió por primera vez lo vulnerable que podía ser una organización cuando uno de sus líderes falta repentinamente. Fue entonces cuando Carlos decidió buscar un seguro para proteger ese tipo de riesgo. Pero no quería algo que se sintiera como un gasto más. Quería una solución que realmente ayudara al negocio a crecer y a cuidarse, sin poner en riesgo la liquidez ni la proyección financiera.

Y ahí fue donde conoció Flexiahorro, un seguro de vida con componente de ahorro. Diseñado para proteger a personas clave dentro de las empresas, y al mismo tiempo generar un respaldo financiero que se acumula con el tiempo. No era solo una póliza que cubría fallecimiento o incapacidad: era una herramienta de planeación financiera de mediano y largo plazo.
Lo que más le gustó fue la flexibilidad. Podía decidir cuánto invertir, a quién asegurar y con qué objetivo. Además, el dinero invertido no se perdía: crecía con el tiempo y podía utilizarse en momentos estratégicos. Carlos lo entendió así: “es como sembrar un árbol que da sombra si algo pasa… pero también da frutos si todo va bien.”
Hoy, Julián está completamente recuperado. La empresa tiene más que pólizas: tiene un plan. Carlos siente que no solo reaccionó ante un susto, sino que tomó una decisión con visión. Porque proteger a los que hacen crecer la empresa también es una forma de crecer. Y en Sefy, sabemos que las empresas no se construyen solas, se construyen con personas clave que merecen respaldo real.



