Su póliza lo protegía del fuego, pero no de la mala planificación
- Sefy Ltda

- 13 mar
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Carlos había enfrentado varios retos con su negocio, pero nada lo preparó para la noche en que recibió una llamada de emergencia: su Estación De Servicio estaba en llamas. Era cerca de la medianoche cuando su teléfono sonó insistentemente. Apenas contestó, escuchó la voz agitada de uno de sus empleados:
—¡Oiga Don Carlos, imagínese que hay un incendio en la Estación! Los bomberos ya están aquí, pero parece que se está chamuscando la tienda y hasta la bodega…
Carlos se vistió a toda prisa y salió de su casa con el corazón acelerado. Al llegar, vio el resplandor anaranjado iluminando la calle y el agua de las mangueras empapando la acera. El fuego había consumido una parte importante del negocio: el techo de la bodega de la tienda se había desplomado, varias estanterías estaban calcinadas y una gran parte de su inventario quedó inservible. Sus empleados lo miraban con preocupación, pero Carlos respiró hondo y trató de tranquilizarlos. "No se preocupen muchachos, para eso tengo un seguro", pensó. No obstante, lo que no imaginaba era que su proceso de reclamación no sería tan simple como creía.
A la mañana siguiente, tras una noche de insomnio y preocupación, Carlos contactó a su aseguradora para reportar el siniestro. Lo hizo con la seguridad de que su póliza Todo Riesgo se encargaría de cubrir las pérdidas. Sin embargo, en los días siguientes, comenzó a notar que el proceso no avanzaba como esperaba.

El ajustador de la aseguradora llegó a la Estación para evaluar los daños, pero pronto se encontró con varios problemas. Carlos no tenía evidencia suficiente que respaldara el valor de los bienes afectados. Cuando la aseguradora solicitó facturas y documentos, se dio cuenta de que su inventario estaba desactualizado y muchas de las facturas eran de años atrás. Algunos equipos ni siquiera estaban registrados, lo que complicó la tasación de las pérdidas y generó dudas en la aseguradora. Además, no reportó el siniestro de inmediato. Aunque Carlos llamó a la aseguradora al día siguiente, la póliza establecía que debía notificar el incidente dentro de las primeras 24 horas. Aunque su caso aún fue aceptado, el retraso generó complicaciones adicionales en el proceso.
Otro de los errores que cometió fue desconocer los tiempos y requisitos del proceso. Asumió que la aseguradora le daría una respuesta inmediata, pero no tomó en cuenta que debía seguir un protocolo de inspección, peritaje y evaluación de daños antes de recibir la indemnización. A medida que los días pasaban sin una resolución clara, la frustración aumentaba. Cada nuevo requerimiento de la aseguradora lo tomaba por sorpresa y demoraba aún más el proceso. Pasaron semanas de correos, llamadas y visitas a la estación antes de que Carlos pudiera recibir una respuesta final. La aseguradora aprobó la indemnización, pero el proceso había sido mucho más largo y desgastante de lo que imaginaba.
¿Cómo hacer una reclamación sin problemas?
Después de esta experiencia, Carlos entendió que notificar el siniestro de inmediato es clave. La mayoría de las aseguradoras establecen un plazo para reportar daños y hacerlo tarde puede afectar la cobertura o retrasar la evaluación del caso. También comprendió la importancia de documentar los daños desde el primer momento. Si hubiera tomado fotos, guardado facturas y mantenido un inventario actualizado, el proceso habría sido mucho más ágil. Otro aspecto que aprendió fue la necesidad de conocer a fondo el procedimiento de su aseguradora. Cada póliza tiene requisitos específicos, y consultar con un asesor antes de hacer la reclamación puede marcar la diferencia. Si hubiera solicitado una guía detallada desde el inicio, habría podido presentar la documentación adecuada sin tantas idas y vueltas. Por último, comprendió que en momentos de crisis es fundamental mantener la calma y asesorarse correctamente. Actuar con prisa o sin información puede llevar a cometer errores que compliquen el trámite. Tener un respaldo profesional facilita la gestión y evita que la incertidumbre o el desconocimiento retrasen la indemnización. Carlos aprendió esto con el tiempo, pero usted aún puede evitar estos errores. ¿Sabe qué hacer en caso de un siniestro?
En Sefy, lo acompañamos en cada paso para garantizar que su seguro realmente lo proteja cuando más lo necesita, y orientarlo en su proceso en caso de que suceda un siniestro.



