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La curva del descuido: un accidente que cambió la póliza de Tomás

  • Foto del escritor: Sefy Ltda
    Sefy Ltda
  • 29 may
  • 2 Min. de lectura

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Tomás había tenido un buen año. Su empresa de construcción estaba creciendo, había cerrado nuevos contratos y, aprovechando el impulso, decidió comprar una camioneta usada para sus desplazamientos entre obras. Aseguró el vehículo apenas lo sacó del concesionario y, como buen hijo de Carlos, pensó que estaba haciendo lo correcto, sintiéndose protegido y responsable.


Pasaron los meses. Un viernes al final de la tarde, mientras Tomás tomaba una curva en una calle estrecha de un barrio, otro carro apareció de frente. Ambos frenaron, pero no fue suficiente. El golpe no fue grave, pero sí bastante fuerte: las farolas exploradoras antiniebla rotas, el guardabarros desprendido, rayones en la pintura. Sin embargo, eran daños que se podían arreglar rápido. Al bajarse, Tomás respiró tranquilo. “Para eso tengo seguro”, pensó. Y sí, lo tenía. Pero lo que no sabía, o no había entendido bien, era cómo funcionaban ciertas condiciones de su póliza.


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Cuando recibió el informe del taller y habló con su aseguradora, se encontró con tres palabras que cambiaron la conversación: deducible, exclusión y límite. La aseguradora cubriría parte del arreglo, pero Tomás debía asumir el deducible: una cantidad fija establecida en la póliza que él debía pagar antes de que el seguro se hiciera cargo del resto. Además, las farolas exploradoras, uno de los accesorios dañados, y que él mismo había instalado meses atrás, no estaban dentro la cobertura al no haberse incluido en la póliza. Era una exclusión que no había notado. Y como el siniestro no superaba cierto monto, la cobertura adicional por vehículo de reemplazo tampoco era aplicable. El golpe en la calle no fue grave. El golpe al bolsillo, sí lo fue.


Tomás aprendió que contratar un seguro de vehículo es esencial, pero no basta con tenerlo. Es fundamental conocer lo que sí cubre, lo que no cubre, y en qué condiciones aplican las coberturas.


Aquí algunas lecciones clave:


  • El deducible es un valor fijo o un porcentaje que el asegurado siempre deberá asumir antes que la compañía intervenga. No es negociable, y varía según el tipo de cobertura. Eso sí, para los vehículos nuevos no se aplican los deducibles en la mayoría de seguros.


  • Las exclusiones son elementos o situaciones que el seguro no cubre. Pueden ser accesorios no declarados, daños por mal uso, eventos fuera del país, entre otros.


  • Algunas pólizas tienen límites de cobertura o condiciones adicionales: por ejemplo, no cubren daños menores a cierto monto o solo aplican para choques simples.


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Tomás aprendió todo esto en medio del estrés, los trámites y una factura inesperada. Hoy, antes de renovar su póliza, llama a su asesor, revisa el detalle de las coberturas, y se asegura de entender cada término. “No quiero volver a pagar por no saber”, dice.


En Sefy, creemos que un buen seguro no solo protege, también educa. Por eso lo acompañamos en el momento de la contratación y, sobre todo, cuando más lo necesita. Para que el próximo golpe no sea al bolsillo… sino solo una anécdota.

 
 
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